Me he referido en varias ocasiones a El Escorial y hoy quiero hablar de los tiempos, ya lejanos, en que llegué a ese sitio, más que nada por recordar lo diferentes que eran. Corría el año 1952 cuando, allá en Extremadura, mi familia se planteó la necesidad de llevarme a algún colegio donde estudiar el bachillerato.